31 July 2013


SEMINARIO-TALLER: “LA NOVELA EN EL SIGLO XXI”

A partir del lunes 5 de agosto, hasta el viernes 9 se dictará en la Librería El Virrey el Seminario-Taller: “La novela en el siglo XXI”, curso que pretende acercar a los asistentes a las nuevas formas de narrar en el presente milenio. Entre los temas que se abordarán en el seminario tenemos: las técnicas narrativas posmodernas, las nuevas propuestas de los autores contemporáneos, perspectivas sobre la novela del nuevo milenio, apuntes sobre la obra de Bolaño, Vila-Matas, Paul Auster, Haruki Murakami, entre otros autores de las últimas décadas.

Los expositores de este seminario serán Alonso Cueto, Fernando Ampuero, Iván Thays, Javier Arévalo y Richar Primo.

El curso se dictará en la Librería El Virrey (Bolognesi 510, Miraflores. Telf. 713 0505)

DÍAS: del lunes 5 al viernes 5 de agosto
HORA: de 7.30 a 9 p.m.
INSCRIPCIONES: Librería El Virrey (Bolognesi 510, Miraflores. Telf. 713 0505)
INVERSIÓN:
Profesionales y público en general: S/. 200 nuevos soles.
Estudiantes universitarios: S/. 100 nuevos soles.
VACANTES LIMITADAS.


23 July 2013

BAILANDO CON MURAKAMI




BAILANDO CON MURAKAMI


Max Palacios


            Acabo de terminar de leer la última novela de Haruki Murakami, Baila, baila, baila, y su lectura no ha hecho más que confirmar la certeza de que nos encontramos ante uno de lo más singulares narradores japoneses de los últimos tiempos. A través de todas sus novelas, el escritor japonés construye un universo narrativo original, particular y extraordinario, cuyo eje temático recurrente es la soledad a la que está condenado el individuo contemporáneo; y cuyos personajes, siempre atractivos, nos generan una hermandad y simpatía poco común, a pesar de las distancias geográficas, lingüísticas y culturales.

            Llegué a Murakami en forma extemporánea, es decir, mucho tiempo después de que se puso de moda en los círculos culturosos de literatulandia. El primer libro que cayó en mis manos fue 1Q84 y la impresión de su lectura fue el descubrir a un narrador de las grandes ligas, un escritor con el perfecto dominio de las técnicas narrativas y las estrategias literarias para mantener en suspenso al lector. Es por ello que me pareció muy injusto el calificativo de “light” que Mario Vargas Llosa, en uno de sus artículos, le atribuyó a la narrativa, no solo de Murakami, sino también de Paul Auster, otro de mis escritores “fetiche”. En efecto, si leemos los ensayos y artículos que sobre el arte de la novela ha escrito el autor peruano, vamos a encontrar que todos los requisitos que él exige para la construcción de una gran obra narrativa son cumplidos por el escritor japonés: la creación de un universo narrativo particular, el uso de las técnicas narrativas al servicio de la historia que se está contando, la construcción de personajes redondos y perdurables, la representación simbólica de la sociedad que se pretende retratar y la utilización de un lenguaje y una prosa adecuados para la historia con el manejo de los tiempos acertados y eficaces. Todo ello y mucho más se puede apreciar en el autor de Tokio blues, lo que nos permite concluir que Vargas Llosa se apresuró en calificar de literatura ligera la obra de uno de los autores japoneses más interesantes de la actualidad.

            Lo que siempre me ha atraído de las novelas de Murakami es la forma cómo construye sus personajes –envueltos en una atmósfera solitaria asfixiante–, y los va llevando por la trama de la historia como si discurrieran por un laberinto topográfico y diegético, de tal forma que los lectores vamos cayendo seducidos por la historia como si se tratara de una femme fatale a la cual no podemos resistirnos.

            Otro recurso que me llama la atención es la introducción de elementos oníricos y fantásticos que aparecen en cada una de sus novelas: el hombre carnero y los personajes fantasmas de Baila, baila, baila; las dos lunas y la Little People de 1Q84, la muchacha bipolar y su compañera lesbiana de Tokio blues; las llamadas misteriosas y los personajes enigmáticos de Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, por mencionar algunos ejemplos; y todo esto aparece con una naturalidad que no permite que el lector tome conciencia de que se trata de elementos extraídos del sueño y la fantasía. En este sentido, leer a Murakami equivale a realizar un viaje onírico por un mundo alucinado y sugerente que subyuga a los lectores.

            Tema aparte es la supuesta “orientalidad” que se reclama al autor japonés –como sí la conservan escritores como Kawabata, Mishima o Kensaburo Oe–, reclamo similar que se le hacía, hasta hace algunos años, a los escritores latinoamericanos cuando se apartaban del paradigma del Realismo mágico. Lo universal de Murakami, precisamente, se logra gracias a que ha conseguido despercudirse de esa carga oriental para crear una literatura cosmopolita, global y posmoderna, que retrata al Japón de las últimas décadas, alejado de una tradición que se había convertido en un corsé para los escritores de esa región.

            Una última recomendación: acérquese a los libros de Murakami bailando, conservando el ritmo, moviendo el cuerpo ligeramente, con sobriedad, sin despeinarse en cabello, y verá que cada una de sus novelas nos ofrece una banda sonora que perdurará en cada uno de nuestros corazones como esas canciones nostálgicas de las cuales no nos queremos olvidar. La próxima pieza musical es de ustedes. ¿Bailas?

02 July 2013

ENTREVISTA A FERNANDO MOROTE

 Por: Max Palacios

1. Después de haber incursionado en la novela con Los quehaceres de un zángano , ¿cómo derivas en los relatos y en el caso de tu último libro, en lo micro-relatos?

Escribo relatos y micro-relatos desde el principio. En aquellos años, mediados de los 80’, escribir una novela me parecía una empresa imposible de ejecutar. En el sentido clásico, al menos, de lo que se entiende por escribir una novela. Buscaba formas narrativas en las cuales pudiera sentirme cómodo. Comencé a escribir textos bastante breves, sin tener idea de que se trataban de micro-relatos. Era puro instinto, nada más. En esa época el micro-relato no era reconocido como forma decente de narrativa. De hecho, ni siquiera era considerado parte de la literatura. No tenía la acogida que tiene hoy, que existen concursos de micro-relatos por todas partes, como una especie de moda. Yo mismo pensaba que esos textos eran sólo estampas, escenas, que podían describir de manera concisa y efectiva una determinada situación. Pero disfrutaba mucho escribiéndolos. Constituían un reto porque se trataba de contar una historia que funcionara, utilizando la menor cantidad de recursos. Una economía de guerra en tiempos de crisis, entendiendo por “guerra” la lucha personal que se desata cuando uno entra en el proceso creativo y por “crisis” la falta de habilidad para plasmar las ideas en la forma que fueron originalmente concebidas.

2. ¿Qué diferencias hayas entre un cuento y un micro-relato o micro-ficción?

Siempre he entendido que el cuento responde al concepto tradicional de planteamiento-conflicto-desenlace. Al micro-relato no le alcanza para seguir este formato. Por el contrario, prescinde de él para provocar en el lector un impacto más repentino aún.

3. En tu último libro, Brindis, bromas y bramidos, he notado un humor corrosivo en varios de los relatos, ¿te propusiste desde el inicio ello o las historias te llevaron por ese camino?

Trato de insertar algo de humor en cada texto que escribo. Es mi manera de defenderme de la realidad. Es verdad que muchos de los temas abordados en estos relatos invitan a reírse de lo absurdo que puede ser a veces la vida. En algunos casos el humor ha surgido naturalmente y en otros ha sido un recurso deliberado.


 4. He notado una notable evolución de tu prosa en este último libro, ¿crees que has logrado hallar tu verdadera forma de narrar las historias después de tres libros publicados?

Creo que cada libro escrito es una experiencia de aprendizaje. Me gusta probar nuevos caminos. Abordo las historias desde un ángulo distinto cada vez. En ese sentido, es una búsqueda constante.

5. A pesar de radicar en Estados Unidos desde hace mucho tiempo, siempre ambientas tus textos en el Perú, sobre todo en Lima, ¿sigue siendo nuestros país motivo de inspiración o es solo una emoción nostálgica?


Ambas cosas. Vivo en Estados Unidos desde el 2006, pero las historias que he escrito hasta ahora tienen como fondo el Perú, la ciudad de Lima en particular, porque es el escenario donde las he vivido. Sin embargo, las experiencias de Nueva York pronto serán reflejadas en un nuevo relato que se titulará “La cocina del infierno”.

6. ¿Cuáles son tus próximos proyectos y cuando veremos un nueva publicación?

“La cocina del infierno” es un relato que estoy escribiendo ahora mismo. Formará parte de un libro de 3 relatos largos, a los que llamaré “Historias (o algo así) de un mundo inhóspito”. En él también están incluidos “Los ingobernables” y “Comando Meón”. Los 3 textos, aparentemente inconexos e independientes, interactúan sutilmente. Describen la historia de un personaje que crece, y se contamina, en una sociedad convulsionada como la limeña, años después parte, o mejor dicho huye, a Estados Unidos en busca del típico “futuro mejor” para luego, finalmente, volver a su país a contribuir patrióticamente con él. Precisamente “Los ingobernables” (un relato de 25 páginas, dividido en 14 capítulos) empezará a publicarse por entregas en este mes de Julio en el Periódico Irreverentes de España (www.periodicoirreverentes.org). Existe también la posibilidad de re-publicar “Polvos ilegales, agarres malditos”, igualmente por entregas, en una revista venezolana de sexo y literatura. Además en los próximos meses estaré siendo parte de un proyecto de Sigueleyendo.es, una editorial digital española, que publicara diariamente cuentos y relatos de diferentes autores ibéricos e hispanoamericanos.